Durante el año 2015, mientras atravesaba los infinitos campos de La Mancha, en mis continúas idas y venidas por la A4, me fui dando cuenta de las innumerables casitas de aperos que hay a ambos lados de la autovía. Fui observando que algunas de estas casetas estaban muy bien conservadas con su tinaja y su arbolito como compañero de espera, algunas estaban pintadas con llamativos colores que contrastaban con la soledad del paisaje y luego había muchas otras que están muy descuidadas. Un día empecé a adentrarme por los caminos de servicio con mi Hasselblad y disfruté de estos campos y de esta arquitectura tan solitaria y peculiar.
During the year 2015, while crossing the infinite fields of La Mancha, in my continuous comings and goings on the A4, I became aware of the innumerable little tools houses on both sides of the highway. I was observing that some of these houses were very well preserved with their jar and tree as a waiting companion, some were painted with striking colors that contrasted with the solitude of the landscape and then there were many others that are very neglected. One day I started to enter the service roads with my Hasselblad and I enjoyed these fields and this solitary and peculiar architecture.